Eras tan inocente...


Te engañaron.
Desde que eras pequeñita te mostraron un mundo lleno de comodidades, un mundo en el que todo salía bien, en el que todo tenía solución, un mundo donde solo existían cosas buenas.

Eras tan inocente que tenías un pececito en una pecera y cuando murió ni te diste cuenta que tus padres lo habían suplantado por otro muy similar.

Eras tan inocente que creías que el trabajo tiene su recompensa y que nunca fallarías, hasta que te diste de bruces contra el suelo.

Eras tan inocente que pensabas que un amigo nunca te podría fallar, que siempre estaría ahí, hasta que la traición hizo presencia en tu vida.

Eras tan inocente que en ningún momento de tu vida te planteaste la pérdida de un familiar, con todo el dolor que ello conlleva. Ahora recuerdas esos momentos con nostalgia y las ganas de decirles cuánto los querías y que no lo hiciste porque pensaste que siempre estarían ahí a tu lado.

Eras tan inocente que nunca te dijeron que te romperían el corazón. Que la persona a quién se lo habías entregado y en quien confiabas, te haría añicos.

Eras tan inocente por creer en príncipes y princesas. Por esperar que llegará un caballero andante, por desear que tu vida fuera como en un cuento de hadas.

Eras tan inocente porque te creías invencible, porque nada podría ocurrirte. Porque los problemas de salud eran cosas de personas de avanzada edad (qué equivocada estabas...)

Eras tan inocente que creías en la bondad ajena, que nadie te iba a hacer daño sin que le dieses motivo. Que nadie intentaría hacerte sentir mal sin razón.

Eras tan inocente y tan pura que eras incapaz de mantener la boquita cerrada, que la sinceridad emanaba de cada uno de tus poros a cada paso que dabas, a cada decisión que tomabas.

Eras tan inocente, y a la vez tan fuerte, que un día comprendiste que la vida consiste en eso mismo, en vivir momentos buenos y momentos malos; que la traición, el egoísmo, el odio y el rencor convivían en perfecta armonía con la bondad, la sinceridad, el cariño y el amor; que existen cosas malas y malas personas que te hacen daño, te fallan, te quiebran. Pero lo que de verdad consiguen no es hundirte sino fortalecer tu "yo" interior y hacerte sentir agradecida y orgullosa de quienes de verdad están ahí y de verdad valen la pena.

Eras tan inocente...

(Imagen: https://www.pinterest.cl/pin/417216352963980517/)

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