Sonriendo, que es gerundio.

De esto que te asomas a la ventana. Estás distraída y de repente... Ocurre. Y es que las noches de verano invitan a pasear. Y si es de la mano, mucho mejor. Embobada lo observas. La cabeza hace un clic. El corazón te lo confirma. (¡Qué bonito es!). ¿Cómo algo tan simple puede llenarte tanto? ¿Cómo algo tan puro se había escapado de tu percepción? Sabes que es eso, amor verdadero.  Amor incondicional.  Amor eterno. Sabes que, en lo más profundo de tu ser, eso es lo que quieres.  Para ti. Para el resto de tus días. Que se te pone cara de boba al recordarlo.  Que se te pone cara de tonta al pensar en lo afortunada que serías. Que sí. Que pasear en las noches de verano es bonito, pero si es de la mano es cosa de otro mundo. Que sí. Que el amor sí existe.  Solo es necesario pararte y observar a esa pareja de ancianos que, con sus achaques, pero con la misma ilusión que el primer día, siguen caminando.  Uno al lado del otro.  Juntos. D

Aplíquese a cualquier situación del día a día.

Tenían razón. El tiempo todo lo cura y no hay mal que cien años dure. Tanto las situaciones complicadas o difíciles que se nos plantean a lo largo de la vida, como el mal de amores. Desde un catarro hasta una operación de algo más grave, con esfuerzo y constancia y dejando que el tiempo actúe logras recuperarte. Es extraño como ahora todo me parece un logro. Aunque sea la cosa más pequeña. Pero cuando estás hundido en lo más profundo del pozo, cuando piensas que esa situación nunca va a cambiar y no vas a ser capaz de mejorar, el ver cómo poco a poco retomas actividades y actitudes frente a la vida que en medio de tu tristeza tenías abandonadas, te produce una gran satisfacción. Pues así me encuentro últimamente y hoy en especial. Qué satisfacción y qué sonrisa más tonta se me ha puesto cuando he vuelto a tocarte, cuando he vuelto a sentirte, cuando he vuelto a hacer cientos y cientos kilómetros contigo, el pisarte fuerte y sentir como ruges cual león, el cantar a todo

"Pues... ¿Y qué somos?" En este mundo en el que o es blanco o es negro, o eres de izquierdas o de derechas, o eres religioso o ateo... queda patente la incansable necesidad del ser humano por clasificarse y por clasificar a los demás. En el tema de las relaciones, aunque no nos demos cuenta, también sentimos esa necesidad de clasificar "lo nuestro". ¿Qué somos? ¿Novios? ¿Amigos con derechos? ¿Pareja? ¿Colegas? ¿Amigos a secas? ¿¡¿¡¿Qué leches somos?!?!? El ser humano, y en concreto la mujer, es propenso a hacer esa dichosa pregunta en algún momento a la persona con la que mantiene una relación especial. Es curioso el caso del género masculino. Tú pregúntale a un hombre "¿Qué somos?", que o está muy enamorado y te da la respuesta que esperas o ya te puedes ir preparando para su huída. Tú, inocente de ti, que estás en esos primeros días o semanas en tu mundo de príncipes y princesas, de amor y corazoncitos, en esos momentos en los qu

¡Buenos días! ¿Que hay mejor que levantarse con buenas noticias? Hoy, 18 de agosto de 2018, nos han confirmado que nuestro blog ya forma parte de la Blogoteca de 20 minutos. Entra y puntúanos:  https://lablogoteca.20minutos.es/sonriendo-que-es-gerund…/0/ Síguenos en nuestra página de Facebook;  https://www.facebook.com/sonriendoqueesgerundio/ Y suscríbete al blog para no perderte nada:  https://sonriendoqueesgerundio.blogspot.com/?m=1 Mil gracias a todos los que hacéis que esto sea posible.

 “Tal vez algunas mujeres no están hechas para ser domadas. Tal vez necesitan correr libres hasta que encuentren a alguien tan loco como ella con quien correr”.  Carrie Bradshaw - Sexo en Nueva York (Imagen: https://giphy.com/gifs/cravetvcanada-sex-and-the-city-cravetv-3ohzdRpQyCw5e6LyNO/embed) Tal vez haya mujeres que no den demasiada importancia a las flores. Que no esperen que le abran la puerta. Que no esperen que pagues la cuenta. Tal vez haya mujeres que no se callan lo que piensan. Que se expresan con toda libertad. Que dicen todo aquello que no pueden callar. Tal vez haya mujeres que no se conformen con lo mínimo. Que siempre quieran más. Que estén hechas para luchar. Tal vez haya mujeres cuya valentía supere todos tus esquemas. Que lo den todo por ti sin perder la cabeza. Que sea ella quien te defienda. Tal vez haya mujeres que no quieran la luna y las estrellas. Y que, si las quiere, se las baja ella. Tal vez haya mujeres

"Desde que te fuiste he sentido un inmenso vacío. El dolor y la nostalgia se han apoderado de mí. Ya no sonrío, ya no río, ya no canto. Ya no me ilusiono con nada, ni nada me ilusiona. Mi corazón roto en mil pedazos..." PUES... VA A SER QUE NO. Se acabó el no escuchar. Se acabó el pensar solo en ti. Se acabó el cancelar planes a última hora. Se acabó el tergiversar para quedar tú como el bueno o como la víctima. Se acabó el mentirme, con respecto a cualquier cosa, pero sobre todo con respecto a tus sentimientos. Se acabó ser la última persona que se entera de las cosas o con quien cuentas para un plan. Se acabó el dar más prioridad a una red social que a una persona ("¿Te despiertas con una mujer al lado y lo primero que piensas es en coger el móvil?" ) Se acabó el esperar a que te diese la gana sacar tiempo, a que las cosas tuviesen que salir de ti. Se acabó la cobardía, el no ser capaz de dar la cara, pero sí de ponerle buena cara a

Créeme que no soy yo.   Que eres tú y fuiste tú. Fuiste tú desde el principio, a cada momento, quien me escuchó la misma historia una y otra vez. Quien me hizo despertar del letargo en el que vivía, quien me dio todo cuando yo me cansé de dar. Fuiste tú quien me apoyó, desde el principio y a cada momento. Quien me contagió sus ganas de disfrutar, de vivir, de SENTIR. La mano amiga en los momentos difíciles, que me ayudó a levantarme, que me ayudó a SEGUIR. Fuiste tú, y no yo, desde el principio y a cada momento. Quien me dio su apoyo y su tiempo. Quien me dio su cariño y su cordura Quien me enseñó que " el tiempo todo lo cura ". Fuiste tú, desde el principio y a cada momento. Quien descolgaba el teléfono sin dudar, quien proponía planes sin parar, quien, de verdad, me ayudó a superar. Fuiste tú, desde el principio y a cada momento. Quien me hizo sonreír, quien demostró que algunas cosas no, pero otras sí, y quien me hizo vol

Ella, que sabe lo que es amar, que no quería entregarse por miedo a fallar. Ella que, a pesar de sus miedos, esperó que hicieras lo correcto, que fueras libre, que te dejaras de enredos. Ella, a quien ya habían dañado, que se prometió no ser una ingenua, que sus sentimientos había reservado. Ella, que olvidó todo el daño pasado, confío y se entregó, como si los malos recuerdos hubiese olvidado. Ella, que estuvo ahí, a su manera, sí, pero cada día a tu lado. Ella, que sabía de tus miedos, tus limitaciones y tus sueños. A quien confesaste tus secretos más ocultos, con quién un día ERAS y otro día dejaste SER. Ella, que sabía lo que iba a pasar, porque cuando existía un problema huías, y dejabas que se sintiese culpable, cuando el verdadero problema lo tenías tú. No era ella, eras tú. Quién escogió la vía fácil, quién huyó como un cobarde en vez de dar la cara, quién demostró que entre sus valores no existen palabras como

Te engañaron. Desde que eras pequeñita te mostraron un mundo lleno de comodidades, un mundo en el que todo salía bien, en el que todo tenía solución, un mundo donde solo existían cosas buenas. Eras tan inocente que tenías un pececito en una pecera y cuando murió ni te diste cuenta que tus padres lo habían suplantado por otro muy similar. Eras tan inocente que creías que el trabajo tiene su recompensa y que nunca fallarías, hasta que te diste de bruces contra el suelo. Eras tan inocente que pensabas que un amigo nunca te podría fallar, que siempre estaría ahí, hasta que la traición hizo presencia en tu vida. Eras tan inocente que en ningún momento de tu vida te planteaste la pérdida de un familiar, con todo el dolor que ello conlleva. Ahora recuerdas esos momentos con nostalgia y las ganas de decirles cuánto los querías y que no lo hiciste porque pensaste que siempre estarían ahí a tu lado. Eras tan inocente que nunca te dijeron que te romperían el corazón. Que l

Estábamos tú, yo y las estrellas.  El resto del mundo se paró. Tú.  Yo. Tus manos en mi cintura.  Mis brazos sobre tus hombros.  Suena una lenta.  Reímos. Comienzas a bailar.  Contagias tu ritmo y me dejó llevar. La luna.  Las estrellas.  Me miras. Te miro y no me puedo aguantar. Te beso. Me abrazas. Y de repente, pasa una estrella fugaz. Fueron unas milésimas de segundo, pero pagaría por retroceder y vivirlo una y otra vez. (Imagen: http://algomasquelibross.blogspot.com/2012/06/la-imagen-del-dia.html?m=1)

Las mujeres somos raras. Y cuando la cosa tiene que ver con el cabello, aún más.  Quienes tienen el pelo liso, lo quieren rizado, y viceversa. Yo, al igual que todas, y por mi manía del orden, he optado por llevar el cabello liso. Llevar el cabello así me hacía sentir tranquila, sabía que estaba colocadito y cada pelo en su sitio, aunque a veces... se me hacía muy complicado domarlo. Mis aventuras y desventuras con él, son conocidas por todas: mucho acondicionador y mascarillas, horas y horas de secador y plancha, para luego salir a la calle en invierno y que la humedad haga de las suyas, o en verano y que el calor haga el mismo efecto. Este verano tomé la determinación de ser más práctica y me olvidé de la plancha y el secador. ¿El resultado? Un cabello rizado y abundante como el de la princesa Mérida de la película de Disney Brave 😊. Mi sorpresa ha sido cuando todas las personas que, estaban acostumbradas a verme con el cabello liso, me han visto con el cabello ri

Tú, que sabes ser y estar. Que sabes ilusionar, Que sabes sorprender y hacerme sonrojar. Tú, que buscas el deseo, que buscas ir más allá de los sentidos. Que sabes como volverme loca y cómo hacer que me deje llevar. Tú, y tu mirada profunda, que hipnotiza, que engancha (como una droga), que me hace querer más de ti. Tú, que sabes cómo arrancarme un suspiro, cómo hacer que tus manos me llenen. Que me encanta que me roces. Que me encanta que me muerdas. Tú, que haces que toque el cielo con tus dedos, que tus caricias me arrancan mil orgasmos. Que tus labios... ¡Ay tus labios! No lo puedo remediar.

¡¡A celebrarlo!! 😏😏

"Me da pena. Mucha pena por ti.  Por vivir en un baile de máscaras, donde te la cambias a placer. Donde unas veces eres a y otras veces eres b". Me equivoqué. Me equivoqué al pensar que eras el indicado, que me cuidarías, que nunca me harías daño. Me equivoqué cuando te entregué mi corazón, cuando confíe en ti, cuando te di todo de mí. Pero no me arrepiento. Todo esto me ha servido para aprender. Todo tiene un lado positivo y gracias a esto tengo más claro que es lo que quiero, que es lo que espero y que es lo que nunca más voy a permitir. Y es que al principio nos esforzamos por dar una imagen mejorada nuestra a la otra persona. Pero una cosa es una imagen mejorada y otra ser una persona totalmente diferente. En algún momento salió la verdad a la luz, no eras cómo yo pensaba. Tus valores y creencias son tan volubles como tu personalidad.  Quizás no sepas lo que quieres o quizás, simplemente, tengas esa necesidad de quedar bien con todo el mund