Un año después.

Hoy, 24 de octubre de 2017, hace un año.
Un año desde que me operé.
No fue la primera vez y seguramente no sea la última (toco madera).
Pero ha sido la vez en la que la recuperación ha conllevado más tiempo.
Y la vez que ha sido más duro levantarse y volver a empezar.

Como ya os conté en una de mis anteriores entradas (Impossible is Nothing), me rompí una rodilla.
No fue en un momento concreto y exacto, ya que se fue produciendo poco a poco, aunque recuerdo perfectamente el momento en que terminó por romperse. Fue una sensación desagradable, un dolor intenso, la finalización de un proceso que pensé que nunca llegaría.

Así que cuando ese momento llegó, no me quedó más remedio que afrontarlo y pasar por quirófano.

No tenía miedo. No tengo miedo a los quirófanos, porque lo peor que te puede pasar es morir, y muertos dejamos de sentir.
Podría haber complicaciones, de eso me avisaron, pero había que intentarlo y sobrevivir.

Lo complicado no ha sido el desgaste físico, que ha sido mucho, sino el psicológico.
Esa frustración por no poder andar, esa ineptitud de no valerte por ti misma, de no poder ni siquiera salir a caminar, esa impotencia de necesitar una mano amiga para cualquier cosa, esos días que se hacían eternos en el sofá, el aburrimiento que me hizo retomar mi afición por los sudokus y los juegos de mesa, y todo lo que me llevó al punto de estar irritable hasta por la más mínima tontería.

Ves que el tiempo pasa, y piensas que esa situación debe cambiar, ¡¡¡pero nunca cambia!!!
Hasta que un día todo vuelve a comenzar.

Desde ese día, las situaciones cambian y te hacen cambiar. Adquieres confianza hasta para hacer la más simple cosa que es caminar (si fuese tan fácil como cuando éramos pequeños y aprendimos a andar...).

Era un punto y final.
Y el inicio de una gran aventura.
Un comienzo, una nueva historia
de la que pasado un tiempo me reiría al recordar.

Y hoy, un año después, me río al recordar incluso los momentos difíciles, hoy recuerdo con una sonrisa lo duro que fue. Pero sobre todo recuerdo con gran orgullo que pude, porque quise, porque me lo propuse y porque di todo lo mejor de mí.

Comentarios