Impossible is nothing

Hoy me siento feliz.
Feliz al darme cuenta de que he sido capaz.
Capaz de superarme y de empezar de nuevo.

Y vosotros diréis: "¿De qué hablas?".
Comenzaré desde el principio.

Hace exactamente 1097 días me ocurrió algo que cambió mi vida de golpe. Me rompí una rodilla.
Siempre había tenido problemas con ella, me había dado mucho la lata, hasta que no pudo más y se rompió.
No me di cuenta en el momento preciso, sino un par de días después. Ya me había ocurrido algo similar otras veces, pero esta vez no mejoró a los días y tuve la certeza, total y absoluta, de que se había roto.

No era capaz de andar bien y menos de ponerme tacones (con lo que a mí me gustaban...). Estuve un mes y pico sin poder salir de casa, no me veía segura para andar, tenía miedo a estar en algún sitio y no poder dar un paso más.

Poco a poco, la cosa fue mejorando. Fui andando malamente, ya que no podía estirar la pierna completamente y cojeaba bastante.

Mientras, las visitas al médico se sucedían. Todos los doctores que me vieron ponían mala cara al ver mi rodilla, pero ninguno se atrevía a operar.
No fue hasta el último doctor que me examinó. Se quedó perplejo al ver la rodilla, me dijo que nunca había visto una rodilla así y que la única solución era la intervención quirúrgica, pero que no me aseguraba que quedase bien.
El miedo de apoderó de mí, pero acepté y seguimos adelante hasta que hace poco menos de un año me operé.

Cuando desperté de la anestesia tenía la pierna totalmente vendada y completamente estirada. Fue un shock porque llevaba sin poder estirarla completamente 2 años y mi mente no era capaz de asimilar que estaba estirada.

Me preguntaba cómo había sido, cómo estaba mi rodilla, qué me habían hecho, si sería muy grande la cicatriz... Miles de preguntas sin respuesta asaltaron mi cabeza, pero poco a poco pude ir respondiéndolas.

Me centraron la rótula, cosieron músculos y ligamentos que evitaran que de saliese. Y para fijarlo todo bien... (Redoble de tambores) me pusieron 2 tornillos.
Sí, dos tornillos atravesando mi tibia, sólo de pensarlo me daba pavor.

Además salía un tubito desde mi rodilla hasta una bolsa llena de sangre que colgaba al lado de la cama, era un drenaje. Fue todo muy surrealista. Aunque más surrealista fue ver como me lo quitó la enfermera de un tirón y cómo pude observar que cerca de 10 centímetros de tubo estaban dentro de mi rodilla. Sentí un dolor momentáneo pero bestial, como si se removieron las entrañas de la rodilla. Es difícil de explicar.

Pero no fue hasta la primera cura cuando me di cuenta de la magnitud del asunto.
Cuando enfermera fue quitando lentamente el vendaje, el ambiente era muy ameno. Charlábamos ella, mis familiares y yo. Todo bien.
Fue cuando terminó de quitarlo completamente cuando se produjo un silencio. Todo el mundo dejó de hablar y todos miraban mi rodilla.
En ese momento dirigí la mirada hacia mi rodilla. Estaba irreconocible, muy hinchada y vi cosas raras en ella. ¡¡Eran grapas!! 27 para ser exactos. Colocadas todas en fila para cerrar un corte de unos 25 centímetros. Alucinante.

Pero eso no era todo. Durante mi estancia en el hospital me dolía el tobillo. Yo pensaba: "que raro, si de lo que me han operado es de la rodilla". Pues bien tenía la pierna repleta de hematomas, según el médico por la presión de los manguitos con los que te sujetan la pierna para operar. Ver para creer el estado en el que se encontraba mi pierna.

¿Pensáis que eso era lo peor? No. Nada se compara con 30 inyecciones de heparina, para evitar una trombosis. Una diaria y en la barriga. Era ver a mi madre venir con la jeringuilla y me entraban los siete males.

Al mes, desaparecieron los hematomas, las grapas y la heparina. Pero el dolor no cesaba y encima tenía que doblar la pierna y cuando lo hacía dolía más.
Me veía incapaz incluso de levantarla. No podía, no me respondía. Y al intentar doblarla me dolía a rabiar. Pero era necesario, porque según la jerga popular: "si no la doblas vas a criar ternilla y luego no vas a ser capaz".

Fui doblando poco a poco, pero al hacerlo sin supervisión médica, paraba cuando me dolía. Era necesario acudir a rehabilitación. Pero como todos los asuntos médicos también se hizo esperar.

Siete meses después comencé la rehabilitación. Todavía andaba con dos muletas, me daba miedo apoyar la pierna. Pero allí todo cambió.
Gracias a mis dos fisios fui apoyando poco a poco, fui cogiendo confianza para andar y fui ganando fuerza en la pierna para caminar.
Hasta que cambié las muletas por un bastón de trekking (más chula que iba... jajaja).
Cinco días a la semana y durante tres largos meses tenía que hacer 300 kilómetros en ambulancia para ir y venir de rehabilitación. Toda una divertida pero cansada aventura diaria.

Terminada la rehabilitación, seguí con el bastón hasta que un día, harta de llevar siempre una mano ocupada, decidí soltarlo.
Solté el bastón y me solté a caminar.

Resulta curioso como en unos minutos he relatado lo ocurrido durante tres años, en especial durante este último.
Han habido momentos de cansancio, momento de bajón, momentos en los que ves que no progresa el asunto, momentos en los que te sientes como una inválida, momentos en los que necesitaba ayuda para hacer cualquier cosa, momentos de rabia y desesperación, momentos de lucha y de esfuerzo, momentos de SUPERACIÓN.

Hoy cierro una etapa y abro otra nueva.
De esta etapa de mi vida me quedo con el apoyo y la comprensión de familia, amigos y pareja.
Me quedo con su paciencia y por estar ahí en todo momento, escuchándome y ayudándome.
Me quedo con todos los cuidados y viajes médicos que han dado mis padres.
Me quedo con las sopas de letras post-quirúrgicas, los cafés y los paseos con mi hermana.
Me quedo con ese libro, los sudokus y las películas con mi pareja.
Me quedo con las visitas de mis amigas y nuestras charlas.
Me quedo con el Clash Royale, los Cifras y Letras y las visitas inesperadas llenas de ánimo y alegría de mis primos.
Me quedo con las largas conversaciones telefónicas con mi abuela.

Me quedo con todo eso y mucho más. Esta experiencia me ha enseñado más de lo que pensaba.
Pensé que no podría, que no sería capaz.
Pero con apoyo y fuerza de voluntad todo es posible.


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