Siempre y cuando tú quieras

¿Cómo ayudas a alguien que no quiere ser ayudado? ¿Cómo aconsejas cuando no puedes ser escuchado? ¿Quién te ayuda a entender el por qué de ciertas cosas?

Quizás sería mejor mirar hacia otro lado. No hacer caso. Poner distancia y dejar que el tiempo pase. Algo que te ha servido otras veces, pero que ahora no puedes hacer. Y no porque no quieras, si no porque no está en tu mano.

Tú has sabido sobreponerte a muchas cosas. Cada paso, cada piedra, cada tropezón... te has levantado. Has aprendido de cada fallo, de cada error, de cada daño. Has crecido. Miras atrás y te sientes agradecido. Piensas que quizás era necesario y que gracias y a pesar de todo eres la persona que actualmente eres.

Has aprendido a poner límites, a decir que no y a no sentir culpa por decirlo (al contrario de lo que nos enseñan). Si algo no te hace bien, te alejas, pones distancia, haces porque no forme parte de tu vida. Decidiste ser feliz, tu eres dueño de tu vida y, a estas alturas, ya sabes de sobra lo que quieres.

Pero hay cosas que no están en tu mano solucionar, y te duele no poder arreglarlo. Sabes que esa situación no va a cambiar. Se repitió en tu vida una y otra vez, hasta que decidiste poner punto y final. 

Y aunque punto final no fue, sino unos puntos suspensivos, retomaste el contacto por un bien mayor, cediste en algo que estabas segura que no tenías que ceder, sabías que volvería a repetirse, sabías que el daño volvería, pero no sabías cuánto te iba a doler.

Recordaste cada momento durante tu vida en que esa situación se había producido, la angustia, el desasosiego, el corazón a mil al escuchar unos pasos, todo volvió al presente. Todo eso que te prometiste evitar volvió y te hizo recordar lo que no querías en tu vida. A la vez, descubriste que no te hace daño lo actual, si no el recordar frases quitándole importancia, órdenes de silencio, dejar que se calme todo y vuelta a empezar.

Todo porque en el momento en el que tuvieron que aprender, posiblemente estaban haciendo un chiste. Todo porque pretenden recibir agradecimientos por cuidarte, por estar ahí, por ayudarte... Una ayuda que nunca puede esperar contraprestación y mucho menos en estos casos. Una ayuda, que hasta la mismísima madre naturaleza nos demuestra, que sale de lo más profundo de nosotros y que nunca puedes recriminar ni echárselo en cara a nadie.

Como esa ayuda tiene que ser desinteresada (y más en estos casos), tu interés que era alejarte lo dejaste a un lado, porque tu ayuda está por encima de todo sobre todo para ella, quien en este momento necesita más aun de ti.

Quiero pensar que no se da cuenta, del daño que hace ver como alguien tan grande se hace tan pequeñita en ciertas ocasiones, como alguien que vale millones permite ser ninguneada tan gratuitamente. 

¿Convencionalismos, corrillos de barrio, el qué dirán? Me gustaría saber qué es lo que te hace actuar así, porque quien de verdad te quiere se queda ahí, ayudándote desinteresadamente, siempre y cuando tú quieras.

Comentarios