Homo homini lupus est.


"Homo homini lupus est"
(El hombre es un lobo para el hombre).
Thomas Hobbes

Ante esta situación de confinamiento en la que estamos por culpa de la Covid-19 (sí, es "la" porque es la enfermedad, el virus es el SARS-CoV-2), no dejan de aparecer las conductas destructivas que las personas guardaban en lo más profundo de su interior.

Gente que, por un lado, se dedicaban a cantar y a aplaudir desde sus balcones y, por otro, se saltan el confinamiento a placer.

Aquellos que se quejaban que los niños tenían que salir y ahora te los encuentras en la calle reunidos con otros padres y niños.

También aquellos para los que el intelecto no les da para más que ponen como responsable y culpable de un virus a un grupo de políticos (cuando se llevaban el dinero público a manos llenas bien que os quedabáis calladitos).

O a quienes les urge muchísimo ver a sus amigos, saltándose el estado de alarma, porque no tienen otra cosa mejor que hacer.

Y, por supuesto, no faltan los hipócritas, esos que te encuentras haciendo lo que tanto han criticado por redes sociales.

(Millones de trabajadores partiéndose la cara por mejorar esta situación y vosotros haciendo el gilipollas, en fin... Me remito a la frase de la cabecera del texto).

Bien nos dijeron que el confinamiento sacaría a relucir lo peor de muchos y, actualmente, podemos ver el sentido del esfuerzo, del sacrificio, de la responsabilidad y de la solidaridad de unos y el amargamiento que algunos llevan a cuesta (da asquito meterse en las redes sociales para leer la cantidad de gilipolleces que escriben).

Por propia experiencia os puedo decir que hace unos años pasé por una situación similar a la del confinamiento que vivimos actualmente.

Estar aislada, no salir con los amigos, no relacionarte, no poder dar ni un puto paseo ni salir a comprar ni nada de nada. Todo esto sumado a la impotencia que sentía por no poder andar.

8 MESES en los que los únicos momentos para salir eran para ir a la consulta del médico a revisión. 
8 MESES desde que me operaron hasta que, por fin, pude ir a rehabilitación.
8 PUTOS MESES, que en parte fueron un infierno, pero que me enseñaron a valorar hasta la cosa más simple. A tener siempre presente a mi familia, a quedar de higos a brevas con mis amigas por incompatibilidad de horarios pero disfrutando esos momentos al máximo, a tener siempre presente el "aquí y ahora" (Carpe diem), a disfrutar de un simple paseo, de un momento de risas o de los momentos más efímeros que nos presenta la vida y que aún hoy sonrío al recordar.

Espero que estos mesecitos de confinamiento que llevamos (y los que nos quedan) os ayuden a dejar tanta negatividad a un lado, a centraros en lo realmente importante y a disfrutar de la vida y de cada uno de los momentos y situaciones que se nos presentan. 

Coged toda esa negatividad y buscadle el lado positivo, creedme que todo por lo que pasamos a lo largo de la vida nos deja una lección. Aprendida esa lección y teniendo claro que la felicidad se construye de pequeñas cosas, venga lo que venga podréís con ello.



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